Cambios

viaje

Por poco que nos guste, la vida no es más que una serie de cambios. Uno empieza siendo un bebe que poco a poco va pasando de ser completamente dependiente de mamá, a valerse por si mismo. Cada etapa de crecimiento marca el inicio y el fin de ciertas cosas, es decir, cambios. Llega un momento en el que ese tipo de cambios deja de ser tan evidente, pero eso no significa que los cambios sean menores, podría decirse que depende de la perspectiva desde donde se les mire. Algunos cambios pasan tan desapercibidos que no los notamos hasta que pasa algún tiempo, mientras que hay algunos que es imposible ignorar.

Yo, por ejemplo, ya te había contado que a principios de este año me mudé a un país diferente, lejos de amigos, familia, lugares y cosas que formaban parte de mi día a día. Para mi empezó una rutina completamente distinta, he tenido que familiarizarme poco a poco con nuevas personas, nuevos lugares, una cultura e idioma diferentes. Esos cambios han influido en la persona que soy, así que he descubierto cosas de mi que hasta el momento no conocía. Esa es la parte bonita de los cambios.

Aprendí que puedo ser mucho mas independiente de lo que creía, que el probar cosas nuevas te abre un mundo de posibilidades, que de vez en cuando se vale tirar el libro de reglas y convenciones sociales por la ventana, que los amigos de verdad siguen ahí a pesar del tiempo y la distancia, que nunca sabes cuando puedes utilizar las cosas que sabes y que pensabas que eran inútiles, que para lograr algo sólo es cuestión de proponértelo, que no hay nada mejor que la comida mexicana (la de verdad) y que en otros países es bien difícil de encontrar. En fin, tantas cosas, y se que habrá otras tantas en tiempos venideros.

Aunque algunos cambios pueden dar miedo no hay por que rehuirles, al final de cuentas la mayoría son irremediables, así que es mucho mejor dejarlos que pasen y aprender lo más posibles de ellos. Y pues nada, aquí te dejo otra de mis reflexiones y desde ya amenazo con regalarte unas cuantas mas.

Nos vemos en la siguiente 😉

Claudia!*

Bitácora de mi ida al café.

Hace unos momentos me ocurrió una anécdota que si al momento pudo haberme hecho sentir triste, en realidad no lo fue. Es chistoso cuando uno no tiene idea de cómo van a turnar las cosas de un momento a otro, eso es lo divertido de la vida, las sorpresas que no te esperas por nada de mundo y que te hacen reflexionar aún más sobre un momento en específico. Me encontraba decidida a caminar un par de cuadras por un «Cassava» (black pearls tea) para matar mi antojo y recordar a mi amiga Claudia (con quien comparto este blog) ya que era de nuestros lugares favoritos para pasar las tardes poniéndonos al corriente y para el cotilleo. Al llegar al lugar me dio tremenda nostalgia ver a un grupo de amigas riendo y platicando como Clau y yo solíamos hacer, por unos momentos las miré con cariño, solo por unos instantes ya que voltearon sus miradas con extrañeza,  seguí de largo pedí mi bebida y caminé de regreso a casa.

Pensé en lo mucho que mi bebida simbolizaba nuestra amistad que ahora es a distancia, pensé en lo divertido que hubiera sido estar la tarde de sábado riendo y reflexionando de las nuevas hazañas. Pensé también en lo mucho que disfrutaría mi bebida en honor a los recuerdos y seguí caminando feliz.  Así mismo pensaba en todas las cosas que haríamos si nos volvemos a reencontrar este año en los Estados Unidos si nuestras agendas lo permiten, en todos los lugares de podríamos visitar, en lo fabuloso que sería una reunión en los lugares que tanto platicamos desde la niñez que siempre ansiábamos en conocer del gabacho.

Llegando a mi casa pensé en compartir un poco de esa felicidad con mi familia invitándoles un sorbo, cuando de repente sin quererlo mi papá voltea bruscamente y tira mi bebida al suelo, haciendo añicos todos los recuerdos del camino. Fue muy curioso porque en vez de sentirme muy enojada sólo pensé «Mi té es solo un té y la distancia es sólo la distancia». Así como da vueltas la vida mañana mismo puedo ir por otro y en los próximos meses puedo reencontrarme con mi amiga y recobrar todas esas pláticas pendientes.  Jamás  imaginé estar en el punto en que estoy en mi vida en estos momentos por ejemplo. La vida es vida, puedes ponerte como perro rabioso por como salieron las cosas, puedes maldecir al destino y estar peleado con él de por vida, pero al final sólo tienes que dejarlo ir. ¿Seré la única que sufre de esa bipolaridad? ¿A cuántos de ustedes les ha pasado que están en una situación y de repente de la nada surge otra?

A mi punto de vista son de las mejores cosas que la vida nos puede brindar 🙂 Ojalá mi historia de hoy les haga recordar momentos divertidos que se parecen al mío y les saque una sonrisa.

Ya quedó mi aplicación para Au Pair, empiezo a buscar familias YA. Pero esa es otra historia que luego les contaré

See u next time!

Expectativas

¿Alguna vez has sentido como si la gente tuviera un concepto de ti muy diferente al que tu tienes de ti mismo? Yo creo que es algo que nos pasa a todos, al final de cuentas siempre hay cosas que no decimos y sentimientos que no compartimos. Y si a eso le aumentamos que todos estamos en constante evolución, sería un sin sentido esperar que la gente a nuestro alrededor tenga una imagen totalmente clara de la persona que hay detrás de los buenos modales, la ropa y todas esas cosas que pueden distorsionar la percepción que se tiene de alguien.

Pero, ¿Qué pasa cuando esa imagen que la gente tiene de ti te hace dudar de la imagen que tu tienes de ti mismo? Aquí es donde entra la parte difícil ¿no?

Yo sólo puedo hablarte de mi caso en particular. Cualquier extraño que pasara junto de mi en la calle diría que soy bastante común. Mi ropa es mas o menos lo que tu podrías considerar lo «normal» para alguien de mi edad, mi cabello igual (nada de colores «fantasía» ni cortes extravagantes), no tengo perforaciones llamativas o tatuajes, y en mi estatura y complexión tampoco hay nada que pudiera llamar la atención, o por lo menos no mas que cualquier otra persona. Con esto no quiero decir que no haya nada interesante en mi, pero supongo que tienes que conocerme primero para verlo. Eso quiere decir, que cuando hablo de la imagen que la gente tiene de mi me estoy refiriendo a mi circulo cercano. Familia, amigos, compañeros de trabajo. Gente con la que comparto día a día y que tienen mas oportunidad de formarse una idea completa de la persona que soy.

Y con esa idea vienen las expectativas. Así es, no hay nada más difícil que la expectativas, por lo menos para mi. Pudiera parecer un cliché, pero cuando eres la hermana de «en medio» muchas veces pasas desapercibida, no eres el/la mayor, que es dueño de todas las nuevas experiencias que uno como hijo le puede dar a los padres: los primeros desvelos, el primer drama por la salida de los dientes, los primeros pasos, el primer día de clases, las primeras salidas de noche, el primer corazón roto, por solo mencionar algunas. Tampoco eres el/la menor, el que como muy comúnmente se dice, ya agarró a los papás cansados, así que la tiene más fácil, y no sólo eso, por ser el chiquito es consentido por el resto de los miembros de la familia. Ya sé, ya sé, no todas  las familias funcionan con la misma dinámica, pero aquí me estoy permitiendo la licencia de generalizar un poco.

Volviendo al tema de las expectativas, incluso si eres el hijo de en medio, siempre tienes ciertas características que te diferencian de tus hermanos, por lo tanto es muy fácil para los papás referirse a cada uno de sus hijos con frases como: «ah si, Fulanito es el amiguero, siempre anda en casa de algún amigo y los fines de semana no perdona la fiesta», o, «Perenganita es la rebelde, siempre me contesta y nunca hace caso de lo que le digo». En mi caso yo soy la estudiosa. La escuela siempre fue relativamente fácil para mi, así que las calificaciones altas eran lo normal, mientras que las bajas siempre fueron todo un acontecimiento. Ese fue mi primer roce con las expectativas. Nunca olvidaré la vez que, estando en segundo de secundaria, mi profesor de biología, que dicho sea de paso también era mi tutor, me quería reprobar porque según el YO NO APROVECHABA MIS CAPACIDADES. La calificación mas baja que alguna vez saqué en su materia fue un nueve, pero aún así, el sentía que yo desperdiciaba mis capacidades. Al día de hoy sigo sin entenderlo, pero así fue. Por otro lado mis hermanos siempre se refieren a mi como la «intelectual», y no es porque mi vida gire en torno al estudio, pero la realidad es que de los tres, yo soy la que mas disfruta de leer y además tengo muy buena memoria. No solo mi familia, mis amigas muchas veces también hacen esa distinción y hacen comentarios tales como «es como tu eres muy inteligente…», o, «es que pareces una enciclopedia».

Si he de ser sincera, no me siento tan intelectual como la gente me percibe. Es una realidad que nunca he tenido que esforzarme mucho para sacar buenas calificaciones en la escuela, y que si escucho sobre algún tema que desconozco siempre procuro informarme, uno de mis pasatiempos favoritos es la lectura y mi buena memoria me permite recordar muchas cosas que a la mayoría de la gente se le olvidan a los cinco segundos de escucharlas. Pero también es una realidad que a veces leo libros que no tienen ningún valor informativo o cultural, escucho música que es 100% comercial y generalmente estoy enterada de los últimos chismes de los artistas. Eso no suena muy intelectual que digamos ¿no?

Es difícil no sentir esa presión de cumplir con lo que la gente espera de ti. Y quien diga que no le afecta lo que la gente piensa es un mentiroso, la diferencia radica en la forma en la que permites que te afecte. Ya cuando estaba indecisa de que carrera quería estudiar me tope con muchos comentarios a cerca de como tal o cual carrera estaba por debajo de mis capacidades. Me parece que es muy presuntuoso considerar cualquier carrera por debajo de otra, para cada una se necesitan diferentes habilidades y aptitudes, no me parece justo considerarlo así, pero eso es lo que hay.

Por supuesto no solo están las expectativas que la gente a tu alrededor tiene de ti, también están las expectativas que tu tienes de ti mismo. Y eso es lo que me lleva a mi pregunta inicial, ¿cómo compaginar lo que yo creo y espero de mi mismo con lo que los demás creen y esperan de mi?. Supongo que es algo que tenemos que ir resolviendo día a día.

En fin, este es solo un ejemplo, hay expectativas de todos los tamaños, tipos e intensidades. Pueden afectarte de diferentes maneras, dependiendo de que tan cercana o importante es la persona de quien provienen. Lo importante es aprender a sobrellevarlas y no dejar que afecten tu esencia.

Y pues nada, espero no haberte aburrido con mis reflexiones, de momento me despido.

Nos vemos en la siguiente 😉

Claudia!*

Los saludables 25

Es curioso que cuando a uno le cae el veinte de lo mucho que le está cobrando la factura su estilo de vida, es cuando uno toma cartas en el asunto y empieza hacer algo al respecto. Con esto me refiero a muchos casos, en lo personal es de salud y di muchas vueltas en mi cabeza de las ventajas- desventajas de empezar a cambiar de poquito en poquito antiguas costumbres de alimentación que no estaban aportando ya nada a mi vida y la larga hasta la acortaban. También es curioso que a uno le cueste (nos cueste) TANTO decidir comprar alimentos diferentes, dejar de lado gustos culposos alimenticios, hacer ejercicio, dormir mejor and so on and so on; cuando algo tan sagrado como lo es nuestro cuerpo nos iba a agradecer ¿de qué forma? dejando de sentir migrañas, adelgazando esos kilillos de más que queremos, brillo natural en la piel y el cabello, dientes blancos y fuertes, aliento agradable, buena digestión, más años de vida y así muchísimas cosas más que podría seguir añadiendo a la lista. No sé ustedes, pero pretender vivir muchos años y no padecer esas enfermedades tan atroces de hoy en día, y la vida es el mejor cheque que podemos cobrar al envejecer. Si demás gente se jacta con decir “total, de algo me voy a morir” es probable que no piense en lo lento y desagradable que será ese proceso.

Antes de los 25 (me faltan dos semanas) me noqueó la realidad de lo mucho que estaba haciendo mal al dejar de lado algo tan importante como lo es mi vida y ahí englobo cuerpo, salud y mente. Así que siguiendo el ejemplo de mi estupenda hermana mayor empecé a cambiar de poco en poco estas pequeñas rutinas que estaba haciendo mal. No voy a decir que soy la persona más entrenada en el mundo, apenas comienzo y debo admitir que hasta mi humor empieza a cambiar. Empecé a hacer ejercicio tres veces por semana y cuando tengo la motivación al mil retacho con cinco días a la semana complementando con ir a patinar al menos una hora.  De pasar a ser fan de la tan irresistible coca cola y café negro pasé a comprar tomates cherries para mis ensaladas y fruta para casi diario. Aparte de que un kilo de mangos sale mil veces más barato en el mercado que en el super, de esta manera incluso mataba tres pájaros de un tiro: compro orgánico, contribuyo al producto interno de mi país y salvo mi economía.

Hoy me siento con ganas de que todos compartan mi alegría, vayan a comprar  y empiecen a elaborar sus propias recetas, incluso para la hora del snack de medio tarde se pueden ocurrir cosas geniales para evitar ir por alimentos tan procesados y repletos de conservadores. Una idea muy padre en el verano es hacer nuestras propias nieves se necesita:

  • Fruta con pulpa: mango, mamey, guanabana (menciono estos porque no lo he intentado con frutas como el limón o la piña, pero lo averiguaré).
  • Se necesita meter la fruta al congelador y dejarla por mínimo 4 horas. Al sacarla dejar que se derrita solo un poco el hielo para que sea fácil rascar con una cuchara la pulpa y ponerla en un pequeño recipiente, se vuelve a meter al congelador por otras 4 horas y listo para degustar.

Así de fácil se consigue un postre orgánico y super fácil para el calor,  sin embargo, veo a mí alrededor y la gente sigue desayunando refresco y esperando al momento de que llegué la factura repleta de deudas. Espero esa gente se atreva a cobrar su cheque del premio gordo de una vez y se sienta increíble de saber que durará ¡para siempre!

See you next time 😉

Jimena

Reflexionando

Vivir en una «ciudad pequeña» mientras creces puede ser por momentos algo complicado. Por un lado, como niña, tienes la oportunidad de crecer en un medio que no se mueve a un ritmo tan vertiginoso como el de las grandes ciudades y aún así cuentas con todos los avances y ventajas de una ciudad como Dios manda, si como en mi caso, la ciudad en cuestión tiene playa, que mejor. Por otro lado, y aquí puede apreciarse una enorme dualidad, todo el mundo se conoce. Si, la maldición de los lugares «pequeños», y lo pongo entre comillas porque la ciudad en la que crecí no es tan pequeña pero sufre de este mal de todos modos. Con dualidad me refiero a que, pues que buena onda que cuando conoces a alguien SIEMPRE termine siendo primo del vecino de tu compañerito del kinder o algo similar, pero lo que no está tan padre es que esto ocasiona que a su vez los círculos sociales se vuelvan sumamente cerrados, sin olvidar el sin fin de chismes, quemones y demás que te acompañarán el resto de tu vida si cometes algún acto «socialmente inaceptable» o el error imperdonable de asociarte con alguien que lo haya hecho. Afortunadamente no es mi caso, pero puedo recordar miles de ocasiones en las que escuche frases tales como: «Es _______, la que anduvo con _____ pero le puso el cuerno con ________» (inserta nombre y por lo general apellido en los espacios en blanco). Como resultado, la gente por lo general pone mucha mas atención en el que dirán.

Claro que para nada me quejo de mi infancia. Yo tuve la fortuna de encontrarme en el camino amigos, muchos de los cuales siguen conmigo hasta el día de hoy, que me aceptaron por mi misma y que han puesto su granito de arena en la persona que soy el día de hoy. Tengo una familia de la cual no podría quejarme, y aunque no es perfecta (¿Qué familia lo es?) siempre me ha dado la libertad de ser quien quiero ser. Esto quiere decir que POR SUPUESTO atravesé todas esas etapas incomodas y ridículas que todo adolescente que se precie ha atravesado. Por ejemplo, tuve una temporada como a los 14 años en la que me dio por vestirme todo el tiempo de negro y un par de años mas tarde mi guardarropa entero era rosa. Si a eso no se le llama «explorar mi verdadero yo», entonces no tengo idea de que pueda ser.

Igual me pasó a la hora de escoger que carrera estudiar. Desde que me acuerdo quise ser chef, pero la economía familiar no estaba a la altura de una carrera tan cara (por lo menos en México), así que me tocó explorar otras opciones. Consideré desde Psicología hasta Diseño Gráfico y terminé estudiando Ingeniería Industrial. ¿Encuentras alguna relación entre esas carreras? ¿No? Yo tampoco. Fue un proceso largo y si, estresante, pero necesario.

Y aquí estoy el día de hoy, en un país diferente, en una ciudad enorme, viviendo experiencias que nunca creí y que me han hecho reevaluar muchas opiniones que tenía de mi misma, pero esa es otra historia que ya te contaré un día de estos, de momento me despido.

Nos vemos en la siguiente 😉

Claudia!*

Online Friendship

Hola internet!

Esta es nuestra primera entrada!! Y para ser sinceras, no sabemos ni por donde empezar, además de decir que esto es básicamente un experimento que nació de una platica vía Skype. Pero primero que nada me presento, yo soy Claudia, tengo 25 años y después de toda una vida en México, hace cosa de 6 meses me mudé a Houston, Texas. Por obvias razones el mudarse a otro país vuelve las amistades un poco mas complicadas. No es lo mismo llamar a tu amiga y quedar para ir a tomar un café ese mismo día en la tarde, con el pretexto de contarle el último acontecimiento importante de tu vida y poco mas, que tener que programar una sesión de Skype o tener que conformarte con contárselo vía mensaje de texto. Tampoco es fácil llegar a una ciudad nueva y encontrarte con un idioma y una cultura diferentes, pero dentro de todos esos cambios, unos positivos y otros negativos, siempre quedan ese montón de posibilidades que acompañan a los grandes cambios.

Hello web!
Mi nombre es Jimena, tengo 25 años y efectivamente al igual que mi amiga Claudete, me veo enfrentada a llevar una amistad de muchos años por medio de todas estas nuevas y útiles social networks. Si bien estoy en contra de cómo el mundo se deshumaniza por la falta de acercamiento e interacción social con los demás, pienso que esta es una gran ventaja la cual me dispongo a cooperar. Si bien no diario, pues sí de cuando en cuando para mantener actualizada nuestra vidas, subir fotos, comentar acerca de temas vistos y dicharachear un poco.

Y pues nada, la mayoría de las siguientes entradas serán probablemente hechas de forma individual, todavía no sabemos con que frecuencia o si quiera si alguien estará interesado en leerlas. Pero si hay alguien por ahí que se identifique o simplemente se tome la molestia de leernos, de antemano se lo agradecemos y esperamos poder aportar aunque sea un poquito a esta locura que representa la Internet.

Nos vemos en la siguiente 😉

PEACE!! :3